Etiquetas: medios, periodismo, Internet, sociedad, economía de la comunicación, Cuba, América Latina
Resumen:
Cuba, que revolucionó los sentidos del continente y del mundo hace más de medio siglo, y que cuenta con una vanguardia cuando menos eficiente en materia de arte ha visto como su estructura comunicacional se anquilosa con el paso de las décadas; un modelo de comunicación verticalista, que invisibiliza al individuo y repleto de esquemáticas fórmulas tanto en el manejo formal de la información como en los contenidos.
En Latinoamérica la crónica ha revitalizado el periodismo al punto que hoy se pueda afirmar junto con Darío Jaramillo que es la crónica la mejor literatura que se puede leer hoy en el continente. A ello contribuye un panorama social, político y económico del que Cuba ha estado ajena, a veces la voluntad, a veces porque no le ha quedado de otra alternativa.
En el escenario actual, la crónica no solo encuentra cobijo en las revistas, libros y periódicos de gran tirada; Internet es hoy el espacio por excelencia a través del cual se conecta el amplio quehacer de los llamados Cronistas de Indias con un público ávido de historias, de sus historias, de lo que no se dice o queda sepultado entre tanta infoxicación.
Cuba se mantiene al margen de esta revolución de la noticia, como si no hubiera historias por contar o secretos por descubrir, comprender los procesos que. Es imperioso, haya o no haya papel, tinta y fibra óptica -so pena de morirnos ignorantes y de aburrimiento-, cambiar esta situación. ¿Qué pasó que Cuba quedó a la deriva en el periodismo narrativo? ¿Qué puede hacerse para revertir el asunto? ¿Es posible hacer periodismo narrativo en Cuba? Un poco de todo eso me gustaría discutir en el encuentro, a través de un taller de intercambio porque no estoy capacitado para dictar cátedra de ningún asunto, y porque creo que entre todos podemos encontrar salidas ingeniosas a este laberinto.